Hubo que vencer el cansancio de la semana, de sesiones interminables en el seminario... y hasta el ultimo momento, dejar de lado la presion del grupo.
Llegue solo (con mi imaginacion) a la sala, casi repleta... de pequeños y de grandes.
Me sente expectante de saber como se mezclaria lo erudito (siempre lo tuve en esa clasificacion) y la inocencia infantil...
Y la respuesta fue muy sencilla... a traves del sentimiento, enchufando directamente la musica al corazon honesto de los chicos. 6 personajes y 1 caballito de madera se combinan en las 7 notas de la escala... van cargando sus vagones con fragmentos esenciales (compases?) de la vida (sinfonia?) de Villa-Lobos... armando un mosaico de ese compositor y de la nacion brasilera.
Fue divertido subirse a una pandorga, cobijarse bajo una sombrilla, dar vueltas en una ciranda y sacudirse con un choro.
Hace falta volver a ser niño cada tanto... reencontrarse con la inocencia... reir y llorar, sin importarse del que diran!
Anotaciones al margen: Complemento del dia: O trenzinho do Caipira
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