sábado, 26 de abril de 2008

You may say I'm a dreamer but I'm not the only one...

Con el permiso del Dr. Alfredo Boccia y de Ultima Hora...
http://www.ultimahora.com/home/index.php?p=weblog_detalle&idBlogPost=758

QUIÉN LO DIRÍA, HE VIVIDO PARA VERLO
Festejos de 1989 y 2008
Por Alfredo Boccia
Martes22ABRIL2008


Es la segunda vez que me pasa. Ya antes, temía morirme antes de ver cómo sería el Paraguay sin Stroessner. Supongo que a más de un compatriota con la suficiente edad le habrá pasado lo mismo. Se quedó en el gobierno por tanto tiempo que yo aprendí a caminar, a leer y a nadar sin conocer a otro presidente que él. Terminé la escuela en mi Bella Vista natal, me recibí de bachiller y después de médico con el rostro del único líder mirándome circunspecto desde carteles callejeros, fotos en las oficinas públicas y tapas de diarios. Era él y nadie más que él.
Viajé a Europa, hice la especialidad a la que me dedico, volví al país, empecé a ganarme la vida y a entrar a esa edad a la que llaman madura y él seguía allí, imperturbable, inmortal. Fue entonces cuando me empezó a invadir aquella angustia. Me moriría antes que el general. ¿Es que jamás conocería el dichoso post-stronismo? Pero un día, sin aviso previo, se fue. Y para mí -y para buena parte de los compatriotas- fue una fiesta. Y este país se llenó de colores y optimismo.
Pero pasaron los años sin que ocurriera gran cosa. Algo había cambiado, pero había demasiado de lo mismo. Por momentos, parecía que solo faltaba el general. Ellos seguían allí. El Partido Colorado seguía gobernando. Y de nuevo todo volvió a parecer largo, interminablemente largo. Cuando quisimos darnos cuenta, ellos llevaban más de medio siglo en el poder. Y me volvió a acechar la vieja y conocida sensación de angustia. No era para menos, ellos estaban en el gobierno desde mucho antes de que yo naciera. ¿Es que me iba a morir sin conocer cómo sería el Paraguay sin el Partido Colorado en el poder?
Y así, de frustración en frustración, terminé convenciéndome que eso era inexorable. Hasta que imprevistamente, el domingo pasado, se fueron del poder. Y para mí -y para buena parte de los compatriotas- fue una fiesta. Y este país se llenó de colores y optimismo. No puedo quejarme, la vida ha sido de nuevo buena conmigo. He vivido para verlo.
Por ahora, lo disfruto. Con un optimismo irracional, con una alegría imprudente, con una irreflexiva confianza. Yo sé que vendrán tiempos de críticas y decepciones; quizás -Dios no lo quiera- extrañaremos el "saber hacer" de los colorados; tal vez seamos testigos de sectarismos de otro signo. Serán problemas de los que nos ocuparemos mañana. Por ahora, me intriga saber cuánto tardará en mostrar la cara mi próxima angustia. Me cuesta adivinarla, pueden ser varias.
¿Será que alguna vez viviré en un Paraguay sin tanta pobreza, corrupción y desigualdades? ¿Cuándo seremos un país donde las alternancias políticas en el gobierno no estén cargadas de tanto dramatismo? ¿Llegará el día en que podré votar sin peso de conciencia a un candidato presidencial colorado? ¿Viviré lo suficiente para verlo? Ya empiezo a angustiarme de nuevo. Maldito carácter el mío, que vuelve efímeras hasta las pocas alegrías.

1 comentario:

Monica dijo...

Cuando leí este artículo publicado en el blog de Alfredo Boccia, sentí como un bálsamo aplicado a mi espíritu que empezó festejando la semana y que hacia la mitad de la misma me tiraron un manto de negrura. Hay que leerlo casi a diario en estos dias que seremos blanco de ataques injustificados y desesperados!!